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Telón

>> 15 nov 2010

Españolxs (1), Leren ha muerto.


Como albacea (2) de Lerendi Mendi, es mi triste deber comunicar esta noticia que, aunque alegrará a muchos, puede que entristezca a alguno. Lerendi, en fin, no ha remontado la cruel enfermedad mental que le sobrevino este verano y se ha quitado la vida por su propia mano. Aunque es incorrecto expresarlo así. Para ser exacta, diré que Lerendi se ha suicidado siguiendo el rito samurái. No creo que esté faltando a su privacidad al relatar sus últimos momentos. Hay algo de teatral en la manera en la que Lerendi ha dejado este mundo, por lo que imagino que ella no se opondría a que yo compartiera su escena final. Al cabo, es evidente que era una pobre mujer exhibicionista. Este blog es una muestra clara.

Por lo que hemos podido saber por las pesquisas de la policía y de la abajo firmante, Lerendi pasó su última tarde y noche bebiendo en el bar Curro. Allí ya les extrañó ligeramente verla entrar vestida de karateka pero, acostumbrados a su excentricidades y a su mala baba, se abstuvieron de preguntarle si estaba disfrazada para la noche de Halloween. Ella, sin embargo, alardeó de que se había levantado la equipación (tales fueron sus palabras) en el hipermercado de seis plantas que han abierto recientemente unos emprendedores chinos a las afueras de Remoria. Estaba eufórica, nos contaron los camareros, invitando a los parroquianos a mantecados y anís al grito de “¡que no falte de na!”. Según relató una amable y observadora viejecita, su semblante solo se ensombreció cuando un escolar de apenas diez años, señalando el cinturón amarillo que fajaba a Lerendi, le dijo que él ya iba por el naranja. Quizás aquello no fue delicado, pero era solo un chiquillo, dijo la anciana. A partir de ese momento, y agotado ya el anís, el pacharán y el licor de bellotas extremeñas (3) en el local, Lerendi se ajustó el karate-gi, localizó una de sus sandalias y haciendo acopio de un resto de dignidad, salió del bar sobre la medianoche, manteniendo una cierta verticalidad.

No sabemos lo que hizo entonces. La autopsia ha confirmado que pasaron varias horas hasta el momento de su muerte, sobre las seis de la mañana del día de los Fieles Difuntos. No hay que pensar demasiado para comprender por qué escogió ese día. Lerendi era algo peliculera y se las daba también de sensible y simbólica. Se creía una persona culta, la pobre (4). Quizás por ello la encontraron en su dormitorio -un lugar inusual para cometer haraquiri- aún aferrando en su mano derecha el jisei que había compuesto para la ocasión. No me lo pidan, por favor: no voy a hacer público aquí su poema de despedida. Al estar escrito con lo que el forense ha identificado como sangre menstrual (5) de la difunta, las letras, trazadas a dedo, son apenas legibles. Lo poco inteligible no tiene, por otra parte, valor literario o espiritual alguno. No podía ser de otra manera, conociendo a su autora.

Un suicidio ritual a la samurai no es una frivolidad. Hay que tener un motivo honorable, en primer lugar. Dudo de que Lerendi tuviera nada honorable, en ningún sentido. En mi opinión, se quitó la vida porque llegó a comprender con claridad que jamás saldría de su castidad. Su único consuelo, sus sueños de grandeza literaria, sufrieron un tremendo descalabro cuando Susi (6) resultó ser la elegida en el taller “Expresa a tu creadora interior” de Castos Anónimos. Tras ese golpe a su soberbia autoestima, la que se sentía un genio no reconocido apenas volvió a aparecer por la asociación. No es que la echaran de menos tampoco. Ahora reclaman sus cuotas impagadas (7). Qué insensibles.

No entraré demasiado en la cuestión equipación. No tengo tiempo (8) de entrar en Google Imágenes para comprobar hasta qué punto Lerendi fue fiel a la vestimenta ritual requerida. Sin embargo, estimo que Mishima, un suponer, no habría usado un karate-gi robado en una tienda de chinos del extrarradio. Pero no hemos de ser duros con Lerendi: los tiempos y estándares han cambiado.

Qué decir del arma... En consonancia con la calidad y heterodoxia de su atuendo, podríamos imaginar que la finada se abrió el abdomen con un cuchillo jamonero o similar. Pero no. Lerendi contaba desde el verano con el arma asesina suicida: su propio clítoris. La inflamación que siguió a su supuesta visión en la playa melonera nunca remitió. Según la reconstrucción del becario forense, Lerendi solo tuvo que sentarse sobre una ajada jarapa de ikea en la postura del loto (en la medida de sus rechonchas posibilidades) e inclinarse hacia delante, meneándose un poco hasta perder la consciencia y la vida. El acerado clítoris le atravesó útero, páncreas, hígado, vesícula, apéndice y ambos pulmones. La punta quedó finalmente alojada en el corazón de Lerendi, arrancándole su último aliento. La infortunada expiró atravesada como un pinchito moruno.

Por cierto, la decapitación final que ha de acompañar al seppuku no se llevó a cabo. Como he dicho, ha sido un ritual muy poco serio, cometido en plan amateur total. Pero, bah, qué otra cosa podía esperarse de la interfecta.

Lerendi ha muerto, en fin. Descanse en paz. Los de la funeraria Horizontes Cercanos están todavía confeccionándole un ataúd redondo a medida donde puedan caber ella y su clítoris interiorizado, por lo que aún no tenemos fecha para su entierro. De cualquier forma, como a nadie le importa demasiado, no se comunicará. Así es la vida.


Atentamente,

Catula Bermúdez
Albacea


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(1) Lesbiañolas, lesbianoamericanas y simpatizantes.

(2) No he podido negarme a cumplir con este papel. Lerendi no tenía amigas y me ha tocado a mí, vieja conocida suya, hacerme cargo de este papel, que asumo resignada.

(3) La ignorancia de Lerendi queda patente en su elección de bebida: un seppuku como Dios manda solo puede ser precedido de sake.

 (4) Sé que hoy es el día de las alabanzas de Lerendi, pero ya hago un esfuerzo ingente para no escribir todo lo que pienso de ella. Y no puedo mentir por una persona así. Ruego me disculpen. Si alguien cree que lo puede hacer mejor, le paso la responsabilidad de albacea en este mismo momento. Tendrá todo mi agradecimiento.

(5)  El forense es un becario. La compresa evax super plus ultra con alas exprimida que encontró la policía en el dormitorio le ayudó a identificar la tinta, sin género de dudas.

(6) ¿Pesó acaso en el inconsciente de Lerendi el kimono ganador cuando eligió su oriental atuendo ritual? No es arriesgado suponer que sí.

(7) Lerendi ha dejado muchos papeles literarios póstumos, pero papeles de los útiles, ninguno. Su cuenta corriente en el banco estaba en números morados. Estoy intentando encontrar algún familiar que se haga cargo de los gastos fúnebres. Por el momento, solo he podido hablar con su abuela Pura, que se niega a colaborar. Si alguien conociera a algún deudo de la occisa, le agradecería que se pusiera en contacto conmigo. Vamos, que se lo agradecería muchísimo.

(8) La responsabilidad de albacea no conlleva sueldo alguno, para entendernos.


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6 comentarios:

Anónimo,  noviembre 15, 2010  

OHHHHHHHHHHHHHH nooooooooooooo!!!!!!!!!!

¡Cuánto dolorrrrrrrrrr!!!!!!!!!!

¿Qué hará este mundo ingrato sin tu presencia, Lerendi?

¿Quién ocupará tu lugar, ahora inmenso sin ti?

¿Cómo soportarán los días fríos del próximo invierno esas admiradoras que se bebían tus palabras hermanas?

¿Adónde te llevarán hermosa flor, nacida en el erial de tanto bit desordenado?

Me retiro a llorar desconsolada...

Hanna

Elba noviembre 15, 2010  

Pues vaya final más triste...

Etcétera noviembre 15, 2010  

buenísimo....
saludos

Anónimo,  noviembre 17, 2010  

Hola Cátula, en fin todo llega algún dia a su fin, y la verdad que ya sabemos que hay melones que tiran mas que carretas,uyssssss, bueno, algunas hasta entierran, jajaja.
Trágico final, para Leren, pero las hay que no se dejan mucho ayudar con esos temas de la castidad y demás, y son como una losa que las va hundiendo, hasta desaparecer de la tierra esta húmeda.
Bueno, ratos gratos pasamos y quien sabe, en otra vida igual se convierte en melonar o....
Yo no obstante, dejo besos todos, pero todos muy húmedos y en forma de abono, por si.....

Eva

Anca Balaj noviembre 28, 2010  

Como????? Ah... Ah...
No me esperaba esto.

Ay. Me he quedado sin palabras.

Anónimo,  enero 21, 2011  

Divina Lendi:
Pues ahora que el cielo, con inmortal apéndice, mides y pisas, y nuestra carencia lees y no rechistas. ¿Por qué de nosotros te olvidas y no pides que llegue pronto el día en que romper este silencio puedas y, con la güija bien a mano, vengas de nuevo a consolarnos desde otro sitio, ameno y sosegado, donde leerte podamos sin miedo y sobresalto de perderte?

Leandra

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