Dramatis personae
Abuela Pura: mi yaya adorada. Dejó un grato recuerdo entre los hombres (masculino no genérico) de su pueblo por sus actos de caridad indiscriminados. Ella siempre me guía, me consuela, me acompaña en cada paso y tropiezo. Con ella puedo hablar de todo (excepto, por el momento, de sex toys, que me da reparo). Es la persona con la que mejor me comunico. Qué importa que esté muerta: estamos duadas con la ouija, tarifa plana.
Ana: compañera neurótica del gimnasio Chica's Fitness. Compensa su magnífico concepto de sí misma con un bajísimo concepto de los demás. Es seria, responsable, perfeccionista... un latazo de tía. Pero invita muchas veces al desayuno después del machaque en el gym.
Begoña: mi jefa. Es la sheriffa, la puta ama, un ser odiado por todos los esclavos a los que emplea en su flota de taxis. Tiene contactos poderosos entre las fuerzas vivas de Remoria, por lo que se maneja con la soltura de una madrina mafiosa. Contactos físicos le imagino pocos, a juzgar por su repugnante aspecto y por su mala baba.
Conrado: poli corrupto, coleguita de mi jefa Begoña. No hay más que decir.
Dionisio: Encargado de mantenimiento en el gimnasio Chica's Fitness, con inusuales conocimientos técnicos. Cómplice y chantajista.
Doctora Broca: ginecóloga peligrosísima, de correctas maneras verbales pero desastrosa praxis profesional. Como sobrina del Dr. Brocado, otrora médico de mi abuela Pura, pertenece a una saga familiar que ha estado torturando a las mujeres de mi familia durante décadas.
Dr. Maligni
Dra. Nofemia
Irma: Recepcionista de Chicas's Fitness. Hermana bastarda blanca de Queen Latifah (o podría serlo). Presencia impresionante, voz impresionante, todo impresionante.
Lerendi Mendi: Yo, casta, la prota. Nacida en Remoria en 1964. 1,50 m, 60 k [actualización de mayo'10: 69 k], gafas, pelo oscuro con caracolillos, dentadura postiza en gran parte (pero casi no se nota...), ojos pequeños pero expresivos (sobre todo en las épocas en las que no se me caen las pestañas). Progresista, atea, omnívora. Abstinente desde 2003 y sin perspectiva inmediatas o mediatas de cambiar de estado. Mi mayor placer cotidiano es ver "Amar en tiempos revueltos" comiendo mantecados. En ocasiones, veo mujeres, pero siempre son octogenarias, repugnantes o de otra.
Lola:
Lolo: Camarero colombiano del bar Curro. Llegó a Remoria soñando con triunfar como cantante. Lleva mal que su único triunfo, por ahora, es que hace el café como nadie. Cuando le ataca la amargura, inventa canciones sarcásticas sobre su jefe y la clientela. Las tararea sin pudor.
Manolo: Bombero pirómano, activador de mi veta heterosexual.
Martina: Mi amiga mona (toda lesbiana del montón tiene una). Conoce a pibas molonas y en ocasiones intenta rescatarme de mi castidad, presentándome a solteras desesperadas como yo. Cuando conoce a solteras monas, por alguna motivo se le olvida su misión y se las queda ella.
Pablito: mi primer amor. Un error de guardería.
Patroclo: compañero de esclavitud, jovencito, guapetón y sin papeles. Compartimos ama (Begoña) y taxi; él hace el turno de noche y yo el siguiente. Compartimos también media horita de desayuno en la que casi siempre me las arreglo para que pague él. Un gran tipo, sí.
Piluca:
Romualdo: mi carpintero de confianza. Desde que hizo una serie continuada de cursos de desarrollo personal en los talleres municipales para desempleados, está algo raro. Sigue cobrando poco (intercambio justo o algo así, dice) y trabajando la madera con exquisito esmero, solo que ahora habla de Gaia y nuestros hermanos los árboles. Su reino ya no es de este mundo; quizás por eso le salió tan bien mi tablero ouija.
Rosario: Sexagenaria. Encajera de bolillos. Compañera en Castos Anónimos. Lleva 30 años sin conocer macho, desde que murió su Venancio. No tiene interés en conocer hembra, a pesar de mis entusiastas descripciones de lo que se pierde. Está trabajando en un proyecto para cubrir de encaje de bolillos la torre del homenaje del viejo castillo de San Marcos. Será su tercer castillo este año. Sublima como puede: es lo que en Castos Anónimos llaman "castidad positiva" o "castidad creativa". Su tartamudeo y su ligero alzheimer solo la hacen más encantadora. Casi siempre.
Severino:
Susi: Read more...
Ana: compañera neurótica del gimnasio Chica's Fitness. Compensa su magnífico concepto de sí misma con un bajísimo concepto de los demás. Es seria, responsable, perfeccionista... un latazo de tía. Pero invita muchas veces al desayuno después del machaque en el gym.
Begoña: mi jefa. Es la sheriffa, la puta ama, un ser odiado por todos los esclavos a los que emplea en su flota de taxis. Tiene contactos poderosos entre las fuerzas vivas de Remoria, por lo que se maneja con la soltura de una madrina mafiosa. Contactos físicos le imagino pocos, a juzgar por su repugnante aspecto y por su mala baba.
Conrado: poli corrupto, coleguita de mi jefa Begoña. No hay más que decir.
Dionisio: Encargado de mantenimiento en el gimnasio Chica's Fitness, con inusuales conocimientos técnicos. Cómplice y chantajista.
Doctora Broca: ginecóloga peligrosísima, de correctas maneras verbales pero desastrosa praxis profesional. Como sobrina del Dr. Brocado, otrora médico de mi abuela Pura, pertenece a una saga familiar que ha estado torturando a las mujeres de mi familia durante décadas.
Dr. Maligni
Dra. Nofemia
Irma: Recepcionista de Chicas's Fitness. Hermana bastarda blanca de Queen Latifah (o podría serlo). Presencia impresionante, voz impresionante, todo impresionante.
Lerendi Mendi: Yo, casta, la prota. Nacida en Remoria en 1964. 1,50 m, 60 k [actualización de mayo'10: 69 k], gafas, pelo oscuro con caracolillos, dentadura postiza en gran parte (pero casi no se nota...), ojos pequeños pero expresivos (sobre todo en las épocas en las que no se me caen las pestañas). Progresista, atea, omnívora. Abstinente desde 2003 y sin perspectiva inmediatas o mediatas de cambiar de estado. Mi mayor placer cotidiano es ver "Amar en tiempos revueltos" comiendo mantecados. En ocasiones, veo mujeres, pero siempre son octogenarias, repugnantes o de otra.
Lola:
Lolo: Camarero colombiano del bar Curro. Llegó a Remoria soñando con triunfar como cantante. Lleva mal que su único triunfo, por ahora, es que hace el café como nadie. Cuando le ataca la amargura, inventa canciones sarcásticas sobre su jefe y la clientela. Las tararea sin pudor.
Manolo: Bombero pirómano, activador de mi veta heterosexual.
Martina: Mi amiga mona (toda lesbiana del montón tiene una). Conoce a pibas molonas y en ocasiones intenta rescatarme de mi castidad, presentándome a solteras desesperadas como yo. Cuando conoce a solteras monas, por alguna motivo se le olvida su misión y se las queda ella.
Pablito: mi primer amor. Un error de guardería.
Patroclo: compañero de esclavitud, jovencito, guapetón y sin papeles. Compartimos ama (Begoña) y taxi; él hace el turno de noche y yo el siguiente. Compartimos también media horita de desayuno en la que casi siempre me las arreglo para que pague él. Un gran tipo, sí.
Piluca:
Romualdo: mi carpintero de confianza. Desde que hizo una serie continuada de cursos de desarrollo personal en los talleres municipales para desempleados, está algo raro. Sigue cobrando poco (intercambio justo o algo así, dice) y trabajando la madera con exquisito esmero, solo que ahora habla de Gaia y nuestros hermanos los árboles. Su reino ya no es de este mundo; quizás por eso le salió tan bien mi tablero ouija.
Rosario: Sexagenaria. Encajera de bolillos. Compañera en Castos Anónimos. Lleva 30 años sin conocer macho, desde que murió su Venancio. No tiene interés en conocer hembra, a pesar de mis entusiastas descripciones de lo que se pierde. Está trabajando en un proyecto para cubrir de encaje de bolillos la torre del homenaje del viejo castillo de San Marcos. Será su tercer castillo este año. Sublima como puede: es lo que en Castos Anónimos llaman "castidad positiva" o "castidad creativa". Su tartamudeo y su ligero alzheimer solo la hacen más encantadora. Casi siempre.
Severino:
Susi: Read more...
