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Casta lesbiana wordpress

>> 2 dic 2009

Contemplo migrar.
Esta mañana me he mirado: normalita, cuarentona, rechoncha, pelo corto, gafas. No me engaño, el mercado está mal y encajo con la descripción de prototípica lesbiana madura grisácea, la que presenta mayores índices de castas de larga duración.
Tengo que marcar la diferencia y me faltan atributos. He ido a la peluquería, a la masajista (¡a aquella no!), a yoga, a Pilates, a aquagym, a retiros de ayuno, a Corporación Dermopesética, a Lourdes...  Me he dejado el sueldo y las esperanzas.

Pero no abandono. Aún me queda la carta intelectual. He observado que la mayoría de lesbianas fracasadas tienen un blog. Ah, curioso, ¡son todas bloggeras! He mirado mi dominio (sí, solo aquí soy una dominatrix) y, mira por dónde, también es blogspot. Sin embargo, en mi segundo gimnasio (voy a dos porque no me dejan pasar más de cuatro horas al día en el primero) he conocido a una mujer excepcional. Es alta, esbelta, guapa, elegante. No preguntes qué hace en mi gimnasio de barrio: yo tampoco lo sé. La cuestión es que condescendió -¡gracias, dioses misericordiosos!- a tomarse conmigo un zumo de apio y arándanos que llevaba en el bolso mientras yo me jalaba sedienta un menos fashion, pero decente, aquarius. Le debí parecer inofensiva, porque habló con mucha naturalidad, con esa apariencia típica de rica, de estar metiéndote en su privilegiado círculo por unos minutos y que una se cree esos mismos minutos, hasta que el guindo te deposita en el suelo. Pero se me va la olla... debe de ser que me ha venido su olor tras el ejercicio, leve perfume, levísimo y caro sudor, ay... En fin, que charloteando sobre las relaciones e internet, me contó que ella también tenía un blog. Me quedé casi sin aliento ante tal fraternidad que nos convertía en pares en algo. Duró poco. Le pedí la dirección y me dijo que la apuntara si quería, pero que no me iba a interesar: lo usaba para mantenerse en contacto con un grupo de colegas especialistas en las visiones hildebrandinas, empeñados en recoger el testigo de Volmar -adaptado al siglo- con polémicas reediciones performativas. Dijo otras cosas que no entendí bien del todo, pero algo se quedó en mi oído: wordpress. ¡Lo sabía! ¡Esa era la diferencia! La lesbiana trinfadora bitacorina no es blogspotera, sino wordpressera.
He de irme de aquí. Ya.

2 comentarios:

Anónimo,  enero 03, 2010  

Las bitacorinas se mezclan con la mermelada, por eso van al gimnasio.
Prueba tu, querida lesbiana madura a cambiar el desayuno

Leren enero 05, 2010  

Anónim@, no me dejes así, ayúdame [grito desgarrado aquí]. ¿Qué he de desayunar? Dejada a mi albedrío, me dirijo al desastre torrezno, ay.

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