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Ardiente impronta bombera

>> 17 abr 2010

Yo me acuso.

Escribo con vergüenza, esperando clicar "publicar entrada" y que la tierra se abra bajo mis pinreles. Pero no puedo ocultarlo más.

Me gustan los bomberos.

Llevo años callando, sintiéndome una lesbiana única, marcada por un destino horrible y solitario. Lo supe bien pronto, en mi primera adolescencia (emocionalmente, estoy en la segunda).
Mi casa era un palomar en la planta dieciséis de un edificio pasable en una barriada obrera de Remoria. La vecindad era variopinta, aunque perfectamente olvidable.

Salvo él.

Mi vida se reducía a sobrevivir las horas en casa, a ir al instituto, a mirar culpable a mis tentadoras compañeras de clase, a adorar con desasosegante anhelo a las profesoras jovencitas que no me juzgaban invisible bajo las camisas tres tallas más grandes y mi gesto arisco, a leer a escondidas poetas varones homosexuales (ellas llegarían aaaaños más tarde), a escribir enaltecida poemas patéticos -en fondo y forma- en papel galgo parchemin con tinta azul celeste y, en fin, a sacar al perro al parque durante horas para conseguir de vez en cuando una conversación inocente con alguna atractiva propietaria de can. Si a esto le añadimos las preceptivas misas los domingos, las odiosas tareas domésticas (comprar el pan, poner la mesa, limpiar el baño, cortarle las uñas de los pies a mi madre...) y las visitas ocasionales a pubs oscuros, acojinados y llenos de humo -que me hacían sentir adultísima-, tenemos gran parte del cuadro de mi excitante adolescencia.
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Esa era yo, hasta que coincidí con él.
El ascensor bajaba lento y ruidoso cuando, ññññiiiiiic, se detuvo en la planta 14. No me gustan los ascensores, pero mis pantorrillas no daban para bajar y subir dieciséis pisos cada día, así que lo toleraba, pero las paradas imprevistas me ponían nerviosa, y esta era imprevistísima. Jamás me había detenido antes en el 14. Por eso, cuando entró él, lo recibió una Leren aferrada a la barandilla del fondo, ovillada y temblona, que solo pudo responder con un jadeante susurro al alegre "¡Buenos días!" de la musculosa y viril masa humana que entró en la cabina.

Piso 13:
- ¿Estás bien?
Trago saliva.
Piso 12:
- Sí...
- ¿Seguro?
Piso 11:
- Es que no me gustan los ascensores.
- Anda, chiquilla, ¿qué te va a pasar aquí, conmigo?
Es zalamero, el tipo. No parece tan bruto, a pesar de esas piernas de coloso, esos pectorales impresionantes, esos bíceps de acero, esos ojos, ¡leches!, esos ojos tan bonitos. Es un hombre, pero me cae inmediatamente bien.
Piso 10:
(Hum, qué uniforme más chulo, con su cuerda y su hacha; me está dando un punto como paleolítico, je).
Piso 9:
- ¿Estás mejor?
- ...
- ¿Cómo te llamas, niña?
- Leren.
Piso 8:
- Yo soy Manolo. Me acabo de mudar.
- ...
- Vivo solito, ¿sabes?
- Ah.
Piso 7:
- ¿Qué vas, al colegio?
- Al instituto.
Piso 6:
- ¿Al instituto? Vaya...
Se queda un rato callado, pensativo.
Piso 5:
- Ya estás muy grande, ¿no?
Me mira con interés. Me aparta suavemente un rizo de la frente. El ascensor parece más pequeño. Hace calor.
Piso 4:
- ¿Qué edad tienes?
- ¿Yo?
Suelta una carcajada de macho que se me cuela no sé dónde.
Piso 3:
-¿No ves que estamos solos?
- ...
Piso 2:
- ¿Nosotros?
- Pero, niña...
Y se vuelve a reír.
- Sí, tú, ¿cuántos años tienes?
Piso 1:
- 16.
Se calla. Se aleja de mí y masculla entre dientes "mierda, menor". Pero no tengo tiempo de reaccionar, porque ya se abre la puerta y se aleja sin decir ni adiós, sin mirar atrás, sin apagar este fuego que ha encendido.
Bombero pirómano. Negligente. Cabrón.

Coincidimos muchas veces a lo largo de los años, pero ya nunca pasó de decirme hola y adiós. Cuando se montaba en el ascensor, me daba la espalda, con lo que mis ojos solo podían contemplar esos hombros platónicos, esos glúteos de impresión, esa cuerda...

Han pasado años, pero aún ahora, a pesar de que soy lesbiana perdida, veo un bombero y algo en mí comienza a fluir. Debe de ser un gen hetero que Manolo activó en el ascensor y que todavía hoy me mueve a una extraña sumisión. Adelgazo la voz, muevo provocativa las caderas, sonrío pícara, me hago la dulce... Me muero por soltarme los caracolillos, por ser la loba del macho alfa, por darle cachorros.
Me muero por ser la hembra que no soy.



¡Fuego!
No era uno, eran tres. Tres bomberos hoy en el bar Curro. Cuando he podido recuperar la compostura, he huido del martirio. Soy un rescoldo, una brasa lesbiana candente. Necesito agua, mangueras, lo que sea.

No quiero esta veleidad hetero. Quiero ser Leren, una lesbiana fiable, militante, pata negra. Una lesbiana como dios manda.
Y, por caridad, que se presenten más tías a las oposiciones para bomberas.

12 comentarios:

Anca Balaj abril 17, 2010  

Jajajaja, qué interesante pinta ese Manolo pirómano, siempre y cuando no abra la boca, claro. Y luego... lo de ser menor es algo pasajero, no sé por qué no se hizo cargo años después del desastre provocado.


Un beso

Leren abril 17, 2010  

¡Eso digo yo!

No sé si tuvo algo que ver que al año Manolo empezó a convivir con una mujer con más poderío aún que él (y quizás también que yo desarrollé un extraño acné purulento).

Bombero pusilánime...

Un beso, aminúscula :)
Leren

Anónimo,  abril 17, 2010  

En fin cosas de los ascensores y la edad, ya lo de bombero jajajaja, un buen papel el suyo prendiendo fuegos en lugar de apagarlos.
Por cierto apoyo tu propuesta que se presenten mas tías a bomberas y con alguna nos quedemos entre pisos atrapadas, hummm sugerente pensamiento.

Un beso, Eva.

Leren abril 17, 2010  

Me apunto a lo de atrapada con una bombera pero, ¿tiene que ser en un ascensor, Eva? ¿No podría ser en una isla paradisíaca, en un hotelito recoleto o en mi cama, sin ir más lejos?
Si ha de ser en un ascensor, ay, sea tuya esa bombera...

Un beso resignado,
Leren

yatevale,  abril 18, 2010  

Ay, pobre gen desviado, Leren y compañia. Acabo de comprar, via internet, claro, como casi todas( me daria verguenza decirle al chico de la caja, porque siempre son hombres los del sex-shop, "no me lo envuelva, me lo llevo puesto")una linda "manguera" color violeta, a pilas de boton que son las mejores, que conseguirá poner en su sitio a ese gen discolo de hetero que se nos aparece como un fantasma que ya nadie reconoce.
A tu dispo, amiga.

Leren abril 18, 2010  

¿Puesto, yatevale? Jajaja! Uf, difícil doblegar a la imaginación para que no se ponga alegremente gráfica.

He pisado pocas sex-shops. Me dan tremendo pudor, me pongo apocalíptica (me verá algún compañero de trabajo, me caerá un rayo...) y, además, las encuentro cutres, sórdidas, desagradables. Será esta educación monjil mía, que ha frustrado muchos placeres. Con lo bien que me vendría ahora, en esta travesía del desierto, un poco de consuelo!

¿De botón dices? Apunto.

En lo del gen hetero no sé si volver a entrar: me están llegando por varias vías confesiones que atemperan mi vergüenza y contradicen mi unicidad. Lesbianas como camiones (o lo que sean) confesando que sueñan con hombres, compran mangueras, suspiran por un arnés bien dirigido, fluyen ante ciertos estímulos no precisamente femeninos... No, mejor no entro en eso. Que se nos jode la leyenda amazónica ;)


Una vez recuperada del noqueo de tu comentario anterior ("Pero el amor, esa palabra..."), me alegro de verte por aquí, yatevale :)

Leren

Anónimo,  abril 18, 2010  

Por un momento temí estar leyendo la historia de “Le-ren-ita” :) jajaja. Sobre fantasías no opino porque una es muy imaginativa y me permito más de una “licencia poética” (dios me libre de hacerlas realidad ;) pero de “mangueras” y otros juguetes, debo confesar que, como buena ludópata, no los considero apaciguadores de ningún “gen-hetero”, ni sustitutos de otros apéndices (mucho menos funcionales, eso sí) Chicas, en este mundo tan “digital” va siendo hora de llamar al pan, pan y al “dildo” “vibra” ;)

Un abrazo de lesbiana militante (ahora en la reserva),

Sole

Leren abril 18, 2010  

Fantasías, mangueras, juguetes, ludopatía, apéndices, dildos, digitalización..., no sé, Sole, esta entrada mía me ha metido de lleno en terreno peligroso, en el que curiosamente todo el mundo parece muy desenvuelto, menos yo. Y lo malo es que no puedo consultar a mis coleguillas de Castos Anónimos porque sería una desestabilizadora falta de compañerismo.

En cuanto al gen, con el bombero era hetero, ay. Pero del que aquí se habla a estas alturas es del gen acogedor, cuya posesión (¿o se dice porteo?) no avergonzaría ni a la más militante de las lesbianas, ¿no?

Un abrazo,
Leren

Plekito abril 19, 2010  

Que tal Leren!!!
Pues pasando a leerte el dia de hoy. Pense que solamente io he pasado ese pequeño caso hetero que nos deja con esa duda en el ser.
Semanas atras me fui a cierta playa paradisiaca con unos amigos. Ellos saben que soy Les, pero Dios mio!!! Un amigo de mis amigos llego a buscarlo al hotel y... woooooow!!! Ver a un tipo tan bien cuidado fisica y con una sonrisota tipo colgate, me subio a una nube y me dejo caer de golpe!!! Estaba realmente guapo y no aguante las ganas de decirles a mis amigos que el chico si, en vdd, me habia impresionado!!... lastima, me entere despues de estaba casado =(

Pero bueno... he leido los anteriores comentarios y tmb opino que solamente un par de veces he ido a las sex shops de mi pais, aqui tmb, son como que... uhmmm, la gente que te ve salir de dicho lugar, te consideran un vil pervertido. En fin... que no daria yo por ir a un sex shop en la compañia de alguien, para comprar lenceria muy ardiente o porque no, algun juguetito...

Ni que decir, si yo tuviera demasiada privacidad en la comodidad de mi cuarto, que no ya hubiese comprado... pero ni modos, tendre que seguir aguantando como buena chica -e hija- y solo fantasear dentro de mi cabeza con un poco de sexo - de vez en cuando-.

Otra cosa mas... no suena mal la idea de conocer a alguien en un elevador... ya, mejor ni digo mas, porque mi mente puede volar mas alto de lo normal...

Saludos Lerendi y aqui seguiremos leyendote en los ratos libres!! XD

Leren abril 19, 2010  

Plekito, ¿tú también con una veta hetero, lectora mía? ¿Pero dónde vamos a llegar? ¿Será que ya no quedan lesbianas de una pieza y un solo gen (sáfico, claro)? Qué debacle. Espero que las nuevas generaciones (uis, qué cargadito está en España este sintagma)tomen la antorcha de la lesbiana fiera irreductible odiahombres, porque lo que es nosotras, caemos por un bombero, una manguera o un guapo de playa cualesquiera. Somos débiles, descafeinadas. He de reflexionar sobre esto...

Plekito, debe de ser duro estar en casa p/materna, sin intimidad, sin juguetes, sin el guapo ese. ¡Sal, sal de ese cuarto y vete a un rascacielos! Tú que no los temes, trabájate los ascensores. ¡Te deseo suerte!

Un saludo,
Leren

maria del pilar,  abril 22, 2010  

hola, he encontrao este blog por casualidad, eres amiga de una amiga del facebook, jejejeeje, y tu nombre me llamó la atencion, fijate, me recordaba a mis años de jovencita (que por cierto somos quintas jejejeje)a eso de "menda lerenda", total, que lei este post tuyo en tus notas, ya que tienes abierto tu muro del face, y lo que me he podío reir ha sio poco, y es que no puedo parar de reir, juer, moza, muchas gracias por alegrarme el dia jejejeje, seguire leyendote con atención

Leren abril 22, 2010  

Hola, Mª del Pilar. Me alegro de tus risas y te agradezco que te hayas pasado por aquí desde Facebook (sí, me gustan los comentarios allí, pero aquí me hacen más ilu :)
¿Así que somos quintas? Buena quinta aquella. Qué pena que no hubiera en nuestra juventud una mili solo de mujeres, ahhh, todas juntas, jóvenes, aguerridas y... Caramba, ganas me dan de escribir una entrada sobre esto.
Pero dejo de desvariar, que es muy temprano y se me sube la tensión!

Gracias por las risas y por el sueño :)
Leren

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