Con la tecnología de Blogger.
© Lerendi Mendi. Todos los derechos reservados.

De la malsana castidad y la perversión de la amistad

>> 27 feb 2010

Os he mentido. Ya nada más tengo que perder, así que mejor canto. Ha sido una mentira por omisión, pero mentira gorda, de todas maneras.
Os dije que iba al gimnasio, o a los gimnasios, y os dejé creer que era para conservarme en la línea y quizás para hacer amistades, relacionarme, bueno, para lo que va todo el mundo, ¿no?

Cada vez iba menos; cada vez lo necesitaba menos. No, no es que Castos Anónimos me esté robando todo mi tiempo o 'curándome', sino que ya estaba cosechando el esfuerzo empleado y no necesitaba más que darme una vueltecita de vez en cuando.


Ayer a mediodía me acerqué a Chica's Fitness; el otro gimnasio, Hermafrodity Center, es para ambos sexos, así que suelo ir más a aquel.
Entré en el vestuario, después de saludar a mi recepcionista preferida, Irma, que tiene una belleza a lo Queen Latifah que me... ejem, llama la atención. Pero esta vez captó más mi mirada su aspecto: ¿pero qué había sido de su escote? ¡Los escotes de Irma revivirían a una lesbiana moribunda! Su canalillo ruborizaría al delta del Nilo... ¡qué potencia, qué tono, qué lozanía! Cada vez que pasaba junto a su mostrador (el mueble de recepción, no sus tetas), me daban ganas de meter ambas manos en su escote y ver hasta dónde llegaba... Pero vuelvo a soñar, disculpadme, y no hay tiempo ahora.

Irma llevaba un forro polar dos o tres tallas mayores que la suya y en lugar de escote mostraba una bufanda abueliconfeccionada con tres vueltas al cuello y los metros sobrantes amurallando su superdotada pechera. Raro, raro... La saludé desconcertada y entré en el vestuario.
Me gusta ir a mediodía porque todo es más lento. Las chicas se recrean al vestirse y desvestirse y no hay tanta gente, por lo que se respira un cierto ambiente de intimidad. Se habla menos de dietas y estrías y más de sexo. Sí, sexo. Con quien sea, pero sexo.

[Excurso: lo de las estrías lo he usado como remedio moderado en ocasiones. Cuando una chica mona cruzada de líneas blancas y moradas se queja de sus estrías, puedo aprovechar para decirle "pero qué va, no se te nota nada. ¿Dónde dices?, ¿dónde?", a lo que ella responderá dándome acceso a algún muslo rayado, pero muslo al cabo. Tocaré la piel de arriba a abajo, con sutileza, y le diré que qué exagerada, para pasar luego a recomendarle alguna crema y justificar mis atenciones. No lo he hecho demasiadas veces porque me siento algo miserable, pero es que la castidad eónica es muy mala...].

Ayer el ambiente en el vestuario era gélido. Y no solo porque las cuatro coleguillas mías que allí estaban vistieran (¡todas estaban completamente vestidas!) chándales de franela, calentadores, sudaderas anchísimas y pasamontañas. Nadie hablaba. Alguna se contorsionaba en lo que tardé en entender que eran movimientos para ponerse/quitarse la ropa interior sin asomar ni un centímetro de piel. Algo me dijo que no fijara intensamente la vista en ninguna. Supongo que eso me salvó.

-Hola, chicas. ¿Qué pasa hoy aquí? ¿Dónde están Mariana y Rosi? Es su hora, ¿no?
-Hola, Leren-, contestó muy bajito Piluca.
Me extrañó su tono, pero antes de que pudiera preguntarle si estaba afónica, saltó la orden tensa de Ana:
-¡Quieta! ¡Ni se te ocurra!
- ¡Pero si no he hecho nada! -me defendí.
Ni que decir tiene que me temí lo peor. Quizás dos chicas estriadas habían cotejado experiencias o qué se yo, habían advertido lo prolongado de mis miradas hacia según qué músculos, no míos.
- ¡Ni se te ocurra desnudarte!
Intenté una broma:
-Pero, mujer, que no tengo tan mal tipo... ­-pero no las tenía todas conmigo, así que intenté sacar mi voz más normalita- ¿Qué os pasa hoy a todas?
- Nos ven.
-Sí, claro, dios nos ve, ¿y qué?
- Que no están grabando, Leren -me espetó pelín histérica Lola.
- ¿Que qué?- me quedé si más palabras que esa sílaba. Me temblaron las rodillas, se me nubló la vista, me quedé momentáneamente sin respiración, sin lucidez, sin ná.
-¿Que qué? -repetí ante el silencio común, cuando pude recuperarme.
- Dionisio, el de mantenimiento, ha encontrado una cámara y micrófonos en el vestuario.
- Y la dueña se teme que haya más -añadió leña Lola a las palabras de Ana.
- Chicas, no sé qué decir.
Mide cada palabra, Leren, cuídate, me gritaba mi cerebro reptiliano. Me senté en un banquillo, afectadísima.
- Así que ya ves, aquí nos tienes, sin saber qué decir y sin atrevernos a enseñar ni un dedo.
-Llevan dos días peinando cada hueco del gimnasio, buscando aparatos e información. Ya no creemos que tarden mucho en encontrar al culpable.
-¿El?
Maldita sea, la pregunta se me escapó sin pensar.
- ¿Qué pregunta es esa? El, claro, ¿quién va a ser si no, una tía?
- No, no -me repuse enseguida-. Me refiero a que si saben ya quién es, si es el culpable o un culpable.
- Mira que eres rebuscá, Leren. Quien sea, pero que lo pillen ya, que esto es incomodísimo.
-Pues lo mismo ya estamos subidas al youtube... -Lola siempre tan positiva. Menos mal que nadie le hacía mucho caso. Si lo llega a pensar Ana, la inquisidora...
-¿Y por qué no estamos unos días sin venir, hasta que se aclare esto y este lugar sea del todo seguro?
Mi propuesta era sensatísima, pero inoportuna.
- ¿Estás tonta? A mí no me cabe todavía la túnica de nazarena, así que no voy faltar ni un día hasta el Viernes de Dolores, me graben lo que me graben. Total, lo tengo todo precioso...
Bendita Piluca, relajó la tensión y me dio unos segundos para pensar.
- Chicas, pues yo no sé. No vengo preparada, así que mejor me voy.
- Anda ya, yo te dejo el chándal de mi Antonio y entre todas hacemos un corrillo, como en la playa, y te cambias.
Imaginar el olor de su Antonio me dio arcadas, pero conseguí contestar con amabilidad que prefería volver más preparada al día siguiente. Y me despedí con cierta naturalidad de mis queridas compañeras de infortunio. Inverso.


Al salir, he visto a Dionisio inspeccionando un conducto de aire acondicionado, el muy cínico. Al volverse, me ha visto y me ha dedicado una amplia sonrisa. La bilis me ha llegado hasta las cejas. Dionisio no hablará, por la cuenta que le trae. Pero debí tomarme en serio sus amenazas. Si lo hubiera resuelto con transferencias mensuales, como me pidió, no me habría retrasado en el pago de febrero. ¡Estúpida!


Queridas amigas, no sé si volveré a Chica's Fitness. Pero siempre os llevaré conmigo. Grabadas.

Read more...

Andando lesbiano

>> 22 feb 2010

Los lunes son siempre de mierda.

He visto a dos lesbianas felices por la calle. Iban andando paralelas, como ajenas al mundo y a sí. No se hablaban ni se miraban. En fin, era obvio que eran pareja.

Qué perfecta es la ocupación del espacio en pareja. Dos juntas encajan.
Casi siempre.
Recuerdo una novieta paranoica que tuve. Cuando la miraba babeante en el mundo exterior, ella me advertía rápida, clandestina: “no me mires, que se van a dar cuenta”. Yo reaccionaba poniéndome tiesa, con una pinta de culpable descomunal. Si alguien no se había percatado de que allí había conejo encerrado, ese era el momento. Me ponía casi bizca intentando no mirar lesbianamente, pero ya no conseguía parecer una tía normal en horas.
Qué putada, yo nunca tuve ocasión de susurrarle lo mismo, ahora que lo pienso...

Los lunes son una mierda cuando ves dos lesbianas felices y tú no eres una de ellas. Pero esta parejita me ha dado una idea... Tengo una amiga mona. La próxima vez que quede con ella, no voy a mirarla ni a hablarle; solo le diré que andemos. Será como tener pareja. Puede que pierda su amistad a las dos o tres salidas caminatas,  pero el mundo habrá visto que Leren, la casta Leren, tiene pareja. Y se imaginarán lo demás.

En la castidad y en la miseria, todo vale.

Read more...

Infinito placer

>> 15 feb 2010

Torcer una esquina. 
Cambiar el mundo.
Atisbar, bajo la lluvia, una figura lejana. Entornar los ojos. Distinguirla claramente mientras se acerca. Encogérseme las tripas, acelerárseme el corazón. Advertir los cambios: levantárseme una ceja. Seguir avanzando. Tenerla cada vez más cerca. Estremecerme. Y ver.
Ver su ropa. Ver su cuerpo. Ver su cara. Cutre, amorfa, triste.
Tiene el pelo grasiento, la ropa manchada, la sonrisa torcida. Hace un gesto, y mano y cuerpo quedan inmóviles en el aire, inclinados hacia mí, que la detengo con un levísimo adelantar de mi maletín y que sigo caminando, atractiva, segura, bendiciendo mi reciente dieta, mi exquisito traje, la peluquería del sábado, la serenidad que irradio.
Ah, aquella que daba vueltas a la daga en mi corazón con cuidado ademán, aquella que me vio arrastrarme, rogar y esperar desesperada, tanto y tanto y tanto..., aquella es esta. Y da asquito.

La justicia existe.


Encuentro extático. Felicidad de lunes.



[Sí, ha sido otra mierda de lunes. Pero esta fantasía me ha mantenido viva, a la espera de la próxima sesión de Castos Anónimos, donde solo te juzgan por tus días sin follar, no por la grasa de tu pelo].

Read more...

  © Blogger template Simple n' Sweet by Ourblogtemplates.com 2009

Back to TOP