- "Pilladas en balcon con pelos pubicos"
- ¿Cómo?
- "Pilladas en balcon con pelos pubicos". Eso es una búsqueda de google y la causa de mi parquedad y mi silencio estos días.
Bart calló. Se sentía culpable.
*****
Todo empezó por una ingenua conversación con Bart. Bart es mi amigo Bartolomé, que por rebelarse contra su presuntuosa familia se hizo llamar Bartolo desde la adolescencia y Bart desde que entró en la facultad de informática.
Habíamos quedado para tomar cervecitas y hablar de mujeres. Es una combinación que a ambos nos hace feliz, así que en un momento tonto, a la novena o décima cerveza, me sentía fluir, en paz con el universo y mi karma. Miraba a Bart y lo veía tan cercano, tan honesto, tan simpático... Ni siquiera me importaba el chorrillo de baba que le caía por una esquina de su boquita de piñón. Era Bart, mi amigo, y confiaba en él.
- Bart.
- Hmmmmmm.
- Bart, escúchame.
- Pídeme otra.
- Vale, pero escúchame. Estoy haciendo un blog.
Enseguida lo noté alerta. Se enderezó en el asiento y abrió aceptablemente los ojos.
- ¿Un blog? ¿De qué tipo?
- ¿Tipo? ¿A qué tipo de tipo te refieres? ¿Tipo de tema? ¿Tipo de estructura? ¿Tipo de alojamiento, formato, plantilla? ¿Tipo de periodicidad, intención, autoría...?
- Leren, para. No me seas enrevesada. Dime de qué va y punto.
No me gusta nada cuando dice "y punto". Cuando lo digo yo me parece bien, pero en los demás me jode. Bart se había despertado y mi momento comunión con el todo había desaparecido. Estaba tensa. Con lo que me gustaba un rato antes, con su baba inofensiva (bartba, la llama él). A ver cómo le explicaba yo lo del blog.
- Bart, tú sabes que lo estoy pasando mal últimamente.
- Los siete últimos años. Últimamente, sí.
A veces me pregunto por qué lo quiero tanto, si es capaz de sacarme de quicio con un par de contestaciones. Pero no lo hace a mala idea. Es que él no es complicado, sino directo. Y demasiado sincero a veces. Aun borracha, sé que no merece la pena entrar en esas salidas suyas. Me llevó años aprender a no enzarzarme en discusiones con él. Invariablemente yo acababa acalorada y jodida, mientras él terminaba siempre en el momento justo con una sonrisa y un ypunto, fresco como una lechuga (de las de antes). Así que ya rara vez entro al trapo.
- Pues nada, que empecé un blog hace unos meses.
- ¿Meses? ¿Y no me has dicho nada? A ver, repito, ¿de qué tipo es?
- Bueno, es uno de esos personales, de testimonio.
- Ah, un blog-desahogo.
- Pshhh, se podría decir, sí.
- Entonces ya imagino el tema.
- Me sirve como terapia. Cuento ahí mis historietas y alguna gente amable contesta y a veces recupero la esperanza.
- ¿Y cuál es tu nom de plume?
- ¿Mi qué?- cuando se pone pedante, no hay quien lo gane.
- Tu nombre de pluma... ¿cómo firmas?
- Ja, de pluma, precisamente de pluma... Pues firmo Leren. Pensé en firmar con el nombre completo, así, para parecer más seria, como con más autoridad, pero creo que Leren es más cercano, ¿no?
- Tú eres imbécil.
Al menos esta vez no ha añadido el ypunto, así que la cosa no es grave.
- ¿Cómo se te ocurre firmar con tu nombre, si escribes de lo salida que estás?
- ¿Y qué problema hay? Con la de Lerendas, Lerendis, Mendas y Mendis que hay en el mundo, ¿quién me va a identificar?
- Hm. –es su forma de asentir sin tener que reconocerlo- Pero podrías haber elegido algo más comercial. Leren no es gran cosa como base para un branding exitoso.
Paso de darle el gusto de preguntarle eso qué es. Cuando vaya a mear lo miro en el móvil, en la aplicación de la wikipedia.
- ¿Y qué?
- Por más blog-desahogo que hagas, querrás que la gente te lea. Y para eso tienes que crear una imagen de marca.
- ¿Y para qué quiero yo eso?
- Leren, si no te vendes, la gente deja de leerte. Al principio se vive de los comentarios de los amigos físicos, de tus colegas online, de tu madre, de tu abuela...
- No, de mi abuela no. No tiene optimizada
la ouija para comentar en internet.
Otro cualquiera me habría preguntado inmediatamente sobre la ouija y mi abuela. Bart es tan sobrado que no acusa recibo de mi interrupción ni con un pestañeo. Ya ni me desilusiona que mi ingenio se choque contra su ombligo.
- La cuestión es que si no cuidas lo que proyectas, si no te promocionas donde y como debes, en nada hasta tu mejor amiga habrá olvidado que tienes un blog. O tendrás que pagarle para que te deje comentarios. O aún más triste: tendrás que dejártelos tú misma.
- ¡Para, Bart! Tío, me estás agobiando.
- No serías la primera que se escribe y se contesta comentarios bajo diferentes nicks. En la jungla bloguera hay que aplicar la ley del más pícaro 2.0.
- Capaces sois de tener esa ley y todo...
- Ni lo dudes. La enunció Peter Rogue en el 2004 y aún sigue plenamente vigente. No te puedo ilustrar sobre ella en dos palabras, dada su complejidad, y no me quiero desviar de nuestro tema ahora. Te mandaré un correo con un par de artículos para que te leas.
La mayoría de mis correos sin leer son de Bart, con archivos adjuntos de ese jaez que él piensa que me pueden interesar. Me halaga que me crea capaz de tal cosa. Qué tierno y qué errado.
- Vale, mándamelos.
- Leren, ¿tú quieres que te lean?
- Claro, tío. Y sobre todo que comenten. Me siento menos sola, menos maldita en mi insoportable castidad. A veces me dejan besos, ¿sabes?
- Pues entonces te lo tienes que tomar como un trabajo, una operación de marketing. ¿Cuál es mi producto? ¿Qué proyecto? ¿Qué me hace diferente? ¿A qué experiencia asocia la usuaria mi marca? –hace un inciso- Porque son tías las que te leen, ¿no?
- Creo que sí. No sé qué tío iba a querer leer sobre mis torbellinos sexo-emocionales.
- Un tío muy raro, si es que lo hay.
- Joder, Bart...
- Leren, que nos conocemos.
Es su otra manera, más cariñosa, de decir ypunto.
Bart es un perro informático de caza. Está en plena cacería y la presa es mi pobre blog.
- Imagino que no habrás instalado nada que no viniera en el propio blog, ¿no?
- Bueno, al principio tenía un contador muy chulo que bajo la leyenda “Last day I visited Fuckingland” iba contando los años, meses, días y horas desde la última vez que follé. Pero me deprimía mucho y lo quité.
- ¿Consultas al menos google analytics? Porque imagino que lo tendrás en blogger, no en wordpress.
- Sí, es de blogger. Y no consulto nada.
- Entonces no tienes información de las usuarias que entran a tu sitio.
- ¿Qué información?
- Toda la interesante desde el punto de vista de un vendedor: localización, ip, rutas de entrada y salida, qué enlaces pinchan, qué keywords les han llevado a tu trampa...
- ¿Keywords?
- Palabras clave. Son los términos que introduce el usuario en un motor de búsqueda y que le llevan, con suerte, a tu web.
- ¿Y yo para qué quiero saber eso?
- Leren, tienes que saber qué trajo a la usuaria a tu página y qué la retiene allí. Tienes que controlar tu producto y eso no se puede hacer sin las estadísticas del sitio.
Me pregunto en qué momento pasé de mi alegre borrachera a esta sensación de ominoso peligro.
- Yo no escribo el blog para vender nada. Yo solo quiero desahogarme y hablar con las comentaristas. Yo no quiero controlar nada ni saber si alguien me lee desde Remoria o desde Tombuctú. Solo quiero un poco de contacto humano, aunque sea a distancia.
- Eso dices ahora. Pero cuando escribas un post detrás de otro y pasen días y días sin comentarios, ya me vendrás pidiendo ayuda.
No sé por qué no lo odio. Quizás porque después de todo tiene razón y no hace sangre, solo enuncia.
- Vale, pues te pido ayuda ya. Pero no quiero instalar nada gordo. Dime qué es lo mínimo que me sirva para algo.
- Lo mínimo... hum, te voy a instalar un widget con una información básica: número de visitas, ubicación y keywords. El número de visitas te sirve para varias cosas, desde animarte un poco hasta para saber qué post funcionan y cuáles no. La localización o ubicación del usuario te sirve para adaptarte a los gustos de la audiencia y para no meter la pata con los términos usados. El ejemplo clásico en el ámbito hispánico es “coger”.
- No creo que los términos usados en mi blog sean problema. Estoy en lo más bajo de la escala de lo crudo y lo vulgar.
- Pues entonces, centrémonos en las keywords. Con mi widget podrás saber qué han escrito las usuarias en google o el buscador que sea para llegar a descubrirte a ti. No es algo aleatorio. Verás tendencias, qué palabras atraen más tráfico, cuáles colocar en sitios estratégicos como el título, cuántas veces usarlas... Puedes consultar el listado de keywords más buscadas en google y aplicar ese conocimiento. Pero claro, antes de aplicarlo proactivamente, de elegir y colocar las keywords con una cuidada estrategia, es necesario que sepas cómo está llegando la usuaria a tu sitio. Tienes que saber qué keywords están ya funcionando, en definitiva.
- Suena interesante.
- Lo es. No se hable más: te lo instalo mañana mismo. Pidamos otra.
Y yo, inocente de mí, sonreí y le di las gracias.
Ese fue el comienzo de mi segunda vida bloguera. No sabía en qué infierno entraba por mi propio y conforme pie.
Mi vida ha cambiado. Desde que leí en el primer informe de keywords “pilladas en el balcon con pelos pubicos” así, sin acentos ni nada que atemperaran el shock, no he vuelto a ser la misma bloguera. Y no sé si algún día llegaré a recuperarme del todo.
(To be continued, claro).
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